martes, 2 de julio de 2013

SOLO VEMOS LO QUE SOMOS…


Cuando desarrollamos creencias de que no valemos, nos conducimos a un estado de culpa que buscamos expiar mediante la aceptación de otros, deseamos lavarnos para justificarnos, necesitamos hacer meritos para
ser reconocidos. Nuestra vergüenza la escondemos tan adentro y por tanto tiempo, que nos volvemos inconscientes de su origen. Esta situación al
persistir sigue recreando un núcleo de incomprensión que nos lastima y
le llamamos oscuridad.

El espejo (nuestro maestro) siempre nos refleja lo que proyectamos sobre su persona. Esto es lo que se conoce como el efecto sombra. Lo
que nos molesta y rechazamos resulta ser lo que escondemos y no deseamos mirar en tanto nos compromete. Es un temor inconsciente el que nos
impulsa reaccionar así. No hace falta que te reproches y culpes por
hacerlo, solo se trata de que te hagas consciente para resolverlo en ti, porque de ello depende tu paz interna. A lo que te resistes es lo que
persiste y se convierte en decepciones y enfermedad. Se recicla en forma de patrones que no entendemos, le llamamos mala suerte o coincidencias. Mas no es así, fue nuestro inconsciente quien lo determino. Pon
atención, es simple, lo que más te ofende es lo que apunta en la
dirección donde fuiste señalado y culpado, donde quedaste  traumatizado
por causa del rechazo y la desvalorización. Te duele lo que te negaron.
Te sigue doliendo lo que te niegas. Te duele lo que te refleja tu
situación interna.

Lo que no soportas está asociado con tu falta de valor, con la
falta de reconocimiento y afecto hacia tu ser. Como aceptaste la culpa
tampoco te soportas a ti misma(o)… Por tanto es algo que deseas esconder porque te avergüenza. Tu parte consciente es la que trata de olvidarlo, pero tu inconsciente no te lo permite. Es algo que está vivo y sigue
sangrando a través de tu reactividad  emocional (lo que no puedes
evitar). Es por ello que te molesta que alguien te refleje tu situación
interna real. Inconscientemente tienes muchas razones para enojarte y
sentirte ofendido.

Sin embargo ten presente que cuando tu no lo ves no te lástima,
por tanto puedes estar completamente segura (o) de que no lo tienes.
Pues solo el ego (la carencia) es lo que nos duele cuando se nos
refleja. Las necesidades que ves en otros, en tanto las expreses como
intentos por querer cambiar para que te dejen de molestar, no son más
que tus propias necesidades proyectadas. Nuestra percepción es un
mecanismo que siempre nos retroalimenta para hacernos más conscientes,
desde el espejo podemos percibir  cuáles son nuestros propios bloqueos
que conviene atender.

Cuando lo entiendes lo atiendes, por tanto lo dejas de ver en el
otro, Esta es la ley de la correspondencia. Los iguales se atraen. Dios
los hace y ellos se juntan. Por ello mismo se nos dice, como es adentro
es por fuera. Tenlo presente cuando vuelvas a juzgar porque estarás
hablando mal de ti. En este sentido se comprende que aquel que presume
de algo (arrogancia) es porque carece de ello. Ley de compensación. No
lo olvides. El pez muere por la boca. El necio se condena por su
crítica. El sabio solo da consejos y opina cuando se lo piden. Nunca
juzga ni condena. La enseñanza se revela en tanto exista quien esté
dispuesto a recibirla. Nada sucede por azar.

© Ari Shemoth


 

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